Buenas a todos. Empezaría con un clásico " me llena de orgullo y satisfacción" pero como creo que es algo bastante trillado y nuestro autor no es precisamente monárquico, me vale con deciros que estamos de estreno hoy también.
Otro de nuestros colaboradores más fehacientes nos muestra un relato de entretenimiento, bien estructurado y divertido de leer. O´Donell nos muestra su capacidad para en muy pocas lineas jugar con el lector, con un relato intrigante y con giro insospechado. Sin más os dejo con él.
Huída
Hacía veinticinco minutos que empujaba la
puerta intentando contenerles, pero ya estaba exhausto. Empapado en el sudor
que segregaba por el esfuerzo y el miedo. De repente cesó toda actividad. Cayó
apoyado en la puerta de la pequeña habitación, deslizándose lentamente hasta el
suelo dejando el rastro de su sudor. Había escuchado como se iban, como se
alejaban…ya no los escuchaba jadear tras la puerta que había se interponía,
como un muro, separando la vida de la muerte…esa puerta que le había salvado la
vida.
Estaba tomando aire, recuperándose,
concienciándose. Sabía que tendría que salir de allí, sabía que tenía que abrir
aquella puerta, sabía que si los encontraba en mitad del pasillo no habría una
puerta que le escudara. Entre sollozos encontró el valor para levantarse y
encararse con su guardián, con su protector. Le tomó por el pomo, respiró hondo
y, con mucho cuidado y silencio, dejó una pequeña rendija para mirar al
exterior.
El exterior. Ese lugar que conocía, pero que
en tan poco tiempo se había convertido en un mundo lleno de peligros y terrores
desde que habían llegado. Sí, era consciente de su existencia, pero siempre
habían sido vigilados y contenidos en su zona. Nunca había tenido que
enfrentarse a ellos, nunca los había tenido tan cerca.
Al salir al rellano los escuchó a lo lejos.
Tenía tiempo para llegar a la salida. Aún podría salvarse. Empezó a andar, no
sin miedo, cuando le dio una patada a un pequeño peluche beige que le había
pertenecido a él, pero que habían tomado en posesión sus enemigos. El pequeño
peluche emitió una leve y agradable canción, que antaño sonaba tan dulce, pero
que se convirtió en una terrible llamada a la caza. Y él era la presa.
Corrió y corrió, tan como sus piernas le
permitían, y esquivaba los destrozos que ahora decoraban el salón. Los escuchaba acercarse, cada vez más
rápido. Cada vez más cerca.
Llegó a la puerta y escuchó ruido tras ella.
Al fin, llegaba el equipo de salvamento. Gritó. Liberó un grito desgarrador,
mitad terror, mitad buscando darse fuerza para llegar a esos pocos pasos que le
separaban de la supervivencia.
-¡Mamá! ¡Ayúdame! ¡Me persiguen!
Las dos bestias se pararon en seco al ver a su
presa rodeando las piernas de su ama, pero en seguida se arrimaron a saludarla
meneando la cola y sacando la lengua intentando lamer su mano.
-Cariño, que sea la última vez que te pones a
ver pelis de terror con el crío.
-Venga
ya, nena. Solo vio tres escenas. Habré cerrado mal la puerta de la cocina donde
están los labradores
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¡Grandilocuente manera de narrar lo cotidiano! Más de una vez escuché aquéllo de: "lo breve y bueno; dos veces bueno". Que razón tienen algunos al sostenerlo. Se evidencia tu pasión por el relato, y tu domino de las escenas.
ResponderEliminarUna grata lectura que haya valido la pena, con un final excepcional. Enhorabuena, y esperando la próxima.
Muchas gracias, compañero,tus elogios me harán esforzarme más en el siguiente relato para conseguir de nuevo mi satisfacción personal y que sea de vuestro agrado mi trabajo.
EliminarTambién espero yo tu próxima obra, que esto del mundo de las letras siempre te deja con ganas de más si el material es bueno.
Recién caigo en este relato me pareció excelente, así me gusta escribir a mi, llevando al lector con intriga para luego sacudirlo con un final inesperado.
ResponderEliminar¡Grande escritor! Un abrazo.
Gracias, Moli.
ResponderEliminarEs el estilo que me gusta usar para los relatos cortos por la sensación que provoca en el lector el giro repentino de los acontecimientos al final de la historia.