jueves, 8 de marzo de 2012

Sabiduría.








 Día nuevo, proyectos nuevos. Esperando aún el resultado del primer concurso, ya he buscado el nuevo al que me voy a presentar, si el anterior te invitaba en adentrarte en el fascinante género distópico, este es relato libre. Tenía aparcada una idea para un relato de terror y la voy a desarrollar para este. El concurso se llama:
         19ª Edición del concurso de relatos cortos del ayuntamiento de Camargo.

Os recomiendo apuntaros los interesados y poner en liza vuestras aptitudes. Las bases aparecen en: http://www.escritores.org/index.php/recursos-para-escritores/concursos-literario/5801-19o-edicion-del-concurso-de-relatos-cortos-ayuntamiento-de-camargo. 

Hay numerosos concursos más de todo tipo y temática como os he comentado anteriormente. Involucraos con el que mejor os convenga, he elegido ese principalmente por tiempo y porque hay una cota de edad muy interesante (de 18 a 30). El premio de 800 euros tampoco es desdeñable. 

Hoy como os prometí os pondré un breve relato sobre la sabiduría influenciado ligeramente por la obra de Nietzsche "Así habló Zaratustra", interesantísima lectura, con ideas que hacen plantearte modificaciones para con tu realidad. Pero os reconozco también que el lenguaje poético (aunque es prosa), sus constantes parábolas, analogías, embellecimiento del lenguaje y demás mecanismos a pesar de que enriquecen el texto, a su vez lo vuelve más pesado de leer bajo mi punto de vista y en algunos momentos te obliga a dejar la lectura y descansar un poco.  

Pero antes comentaros una idea que es conveniente para los escritores en general que, aunque en principio parece obvia, he visto que algunos (probablemente yo a veces igual) se lo saltan con facilidad. Salvo para con ciertos géneros, el estudio y la recopilación de información, documentarnos hablando en plata, es fundamental. Me explico: todos aquellos que escriben sobre una época histórica, sobre un oficio, sobre una investigación, sobre como se dispara una bala, o se forja una espada, exige una labor de documentación. 

Mi interés es escribir una novela de fantasía y de ciencia ficción lo cual me da cierta flexibilidad en multitud de cosas, pero si quiero escribir sobre cierto régimen político o sobre alguna estrategia militar, no estaría de más leerme libros sobre ello, te da inspiración y te permite saber de lo que estás hablando. No es la primera vez que estoy leyendo interesadísimo un libro, un lenguaje estupendo, personajes carismáticos, una lectura ágil y de repente me chirría una descripción o la explicación de algo. Pues más aún para escritores que se basan en hechos reales aunque su historia sea la mayor fantasía de la historia, es importante esa labor bibliográfica detrás. 

Sin más dilación os presento este relato ligero, la imagen del principio es cautivadora. Tienes que atravesar todas tus capas, o barreras mentales, llegar al núcleo de ti mismo y alcanzar la verdad. En fin es un tema filosófico digno de debatir, allá vamos:

Sabiduría era curiosa cuanto menos, había viajado por numerosos lugares, atravesado tiempos y dimensiones. Sabiduría había visto las diferentes escalas de los universos, había visto lugares imposibles para unos y corrientes para otros. Había visto a la misma persona moviéndose en cientos de partes distintas. Sabiduría existía desde siempre pero era conocida como tal desde hace relativamente poco. Era paciente y curiosa, era la eterna desconocida, nombrada por muchos y encontrada por ninguno. 

En esta ocasión se encontraba en La Tierra, era invisible para sus habitantes y se comportaba como una serie de partículas subatómicas, era imperceptible. Recorría sus parajes, los continentes, los países, las ciudades y las casas. Buscaba a quien pudiera verla y volaba indolentemente por todos los territorios. De repente escuchaba que la nombraban, la mencionaban y ciertas personas se nombraban a si mismos una acepción de su nombre: " sabios". Cual fue su disgusto cuando se ponía enfrente de ellos y ni siquiera la percibían, sus discursos eran vacíos y pálidas sombras del conocimiento que tanto cacareaban. La sabiduría se sentía abandonada, recorría; las universidades, los seminarios, los congresos...se acercaba a; filósofos, científicos, ingenieros, políticos, granjeros, obreros, pensadores, divulgadores, analistas, asalariados, a madres, padres, hermanos, hijos, suegros, cuñados....Nadie tenía la más remota idea de lo que hablaban. Se jactaban de conocimientos, de entendimientos, de grandes discursos y de lecciones diarias. Sólo servía para avanzar en su vida pero no para alcanzarla.

Sabiduría sobrevolaba con facilidad el espacio y el tiempo, y numerosas dimensiones ininteligibles. Para ella no había mayor dificultad saltar al S.X en la actual Brasil o el S.XXII en Egipto. Recorría el S.XIX cuando sabiduría sintió un arañazo en lo que podríamos considerar su tobillo. Miró hacia abajo sorprendida, y observó a un hombre de marcado bigote, mirándole a donde tendrían que estar sus ojos, pero al cabo del rato se dio cuenta que no la veía, miraba sin verla. Escribía con devoción atravesando sus capas mentales, sus capas espirituales con saña, con destrucción, matándose a si mismo en su búsqueda, consumiéndose y llenando de sangre su mente. No la alcanzaría nunca, pero sabiduría se sorprendió de la búsqueda tan pasional por acercarse a ella. 

Sabiduría se daba cuenta que los conocimientos y la "verdad" de los humanos era gris y apagada, cimentada en columnas de caliza en medio de un terremoto, fogonazos de luz intensa que se extinguían en pocos segundos. Ellos lo aceptaban como sapiencia y se orgullecían de ello y de sus creaciones. Sabiduría cansada ya se disponía a marcharse a tierras lejanas cuando la agarraron del pie, sorprendida por segunda vez, - cuantas sorpresas para este planeta-, se enfrentó a quien buscaba conocerla, más su sorpresa alcanzó cotas mayúsculas cuando vio a una niña, tendría que tener dos años a lo sumo. 

La niña por supuesto la agarró aleatoriamente y la soltó con rapidez, más sabiduría contempló a la niña, ella reía a carcajadas con una voz infantil, en sus ojos había búsqueda y curiosidad, ansia de exploración y no dar nada por seguro, había duda y aprendizaje. Sabiduría sacudió la cabeza y se marchó por fin.

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