Estimados todos: me enorgullece mostraros el segundo ensayo de nuestro colaborador J.Mesa autor del microrrelato " A una madre" que tan buenas críticas ha recibido quedando además en un gran tercer puesto, sin olvidar que en este mismo blog tiene publicada una colaboración que podéis encontrar en entradas anteriores. J.Mesa es un escritor interesante, quien contemple sus escritos no podrá evitar analogías para con el buen hilar y la gracilidad de su escritura. Sólo para paladares sofisticados pero al alcance de todos, dando alas a su elegancia para elevarlo al cielo de la distinción lingüística.
J.Mesa escribe y descubres su inmensa aficción y esfuerzo tras sus textos pero la magia de ello es que aunque puedes comprobar su implicación el escrito muestra una distinción, una soltura y una eficacia semejante a la de una bailarina de ballet interpretando "el lago de los cisnes".
En esta reflexión encontraréis pensamientos que me han antravesado personalmente el alma, mirando a través de sus florituras veréis razonamientos de inquietud y desasosiego....a los que no encuentra respuesta. Os animo a comentar vuestros pensamientos al respecto. Aplaudo pues con total sinceridad y afecto este ensayo, ya que sin lugar a dudas y con su detenida lectura encontraréis grandes cosas.
Sin más retraso el blog abre sus puertas de nuevo a este ensayo que se denomina....
Sin dejar nada en el tintero
Van
a permitirme que tome asiento y agarre con fuerza de nuevo el papel para
transmitiros todo lo que decir uno desea. También podrán disculparme por mi
tono, a veces grotesco y variopinto, con tintes poéticos y un desdén atrevido,
que escriba sin más de lo que pienso; y que mi pluma vaya por otros senderos
que no sean estrictamente aquéllos por los que quizás acudís a éste foro.
Lamento no saber encaminaros por sendas de historia, de narración o fantasía.
En cambio, mi motivación se esconde detrás de cada una de mis palabras,
convertidas en largo telón de opinión.
Escribir
por el mero placer de sentir lo que se escribe. En éste caso, ignoren mi falta
de imaginación para narrar bonitos cuentos. Hace ya que departí con Asth del tema,
comunicando mi deseo expreso de cargar con los ensayos de opinión. De la
crítica. No lo escondo, quizás sea más sencillo que inventar complejos
argumentos entramados y enrevesados. O quizás no, ¿quién lo sabe?
De una u otra manera para ambas
tareas hay que llenarse de coraje. El mío responde a lo que sucede y a todo
aquello que nos rodea. Cada uno carga con su Lignum Crucis, a mi me pesa el de
la política.
Desconozco
en qué manera puede encajar el que os hable de esto por aquí. Es mi granito de
arena dedicado a dicho proyecto, y sé que más de uno enerva cualesquiera que
sean éstos temas. Estáis invitados a sentaros, leer y reflexionar de manera
prudente. Cada uno en su sentir, cada uno en su entender. A mi entender, sin
embargo, cada día que sucede al anterior, es más peligroso, me explicaré.
La
sabiduría es un don, o un regalo, o un fruto que vamos cultivando; mírenla
desde el prisma y escojan la versión que más se ajuste. ¿La realidad? Diversa,
como la vida misma. Heterogénea. Ningún ser humano cesa en su búsqueda de la
verdad. La humanidad siempre quiere saber más, aspiramos a más. A ser más
cultos. ¿Mi realidad? engañosa, incierta. ¿Por qué? Porque respondo al patrón;
si, es cierto; no me conformo y busco más, me congratulo además y lo celebro. Cada
día aprendo más y más. ¿El problema? Único, inexplicable. Porque cada día, a
cada cuánto más sé, más duele en el alma la realidad que aprecio. Como lo oyen,
lo repetiré: a cada día que pasa, más sé y cuanto más sé, mas enfurezco. Es la
cruel realidad. Mi verdad. Existen aquéllos que cierren los ojos y apliquen el
cuento, ya saben: “ojos que no ven…”, pero eso me descoloca, incomoda.
Si
aprendes tu sabiduría engrandece, y si no cierras los ojos verás entristecer tu
alma. Es ética en estado puro, va ligada a la condición del humano. Cada día
que pasa uno da cuenta de que su saber es más que ayer, y el saber es valioso,
a la vez que peligroso. Hoy si somos definitivamente más propietarios de la
realidad que nos rodea. Dueños de los conocimientos necesarios para poder
juzgarla. Pretendo cultivarme como persona. El terror de uno mismo llega cuando
se es capaz de esclarecer los monstruos que te rodean.
En definitiva,
la verdad escandaliza. Saber no condiciona más que analizar. Y en este sentido
cuanto cierto puede llegar a ser: la verdad duele. ¿Dichoso pues el que viva en
ignorancia?, ¿Y quién se relega a la incultura en éstos días?
Puede
que llegado este momento desvirtúe y fatigue tanta verborrea acerca del saber y
su esfera. Es cierto. He pecado de insistencia; no obstante me excita la idea
de la reincidencia. No voy a evitar mencionarlo, déjenme sincerarme: el mundo
me cansa. Saber qué ocurre en éste mundo y porqué las cosas no sean como
deberían ser es cuanto menos frío, inhóspito. Desconcierta y te vuelve rancio
por momentos.
Miren alrededor, sean receptivos, reflexionen,
si alargan la mano encontraran cientos de injusticias de las que son
conscientes. ¿Lo ven? Tomen nota. Hoy en día la moda reside en indignarse.
Probablemente las personas cada día sepan más, estén más informadas y abran más
los ojos. Será eso. A mí que me paren el mundo, que yo me bajo -qué tópico
dirán algunos- pero claro, puede que mi altruismo no esté preparado para el
ritmo del globo; así que me apliquen el requerido dicho.
“Sucede
que me canso de ser hombre”, que me disculpe el gran Neruda parafraseando al
maestro en líneas de un profano. Y cansado de ser hombre soñé con otros mundos
alejados de los humanos, mundos de insomnes. Mundos de ilusos, y también de utópicos. Y ahora
en un arrebato me vuelvo profundo y transciendo. Puede que no sepamos de dónde
venimos, ni tan siquiera a dónde vamos. Incluso puede que todo eso de igual.
Somos conscientes de nosotros mismos, y de nuestra igualdad. El aquí y el
ahora. Y la condición de persona supone a veces un lastre. Fíjense que no es
fácil la carga de la mente cuando se añade la conciencia. Que se lo digan a los
sofistas. Pero no es mi intención, tampoco mi motivo, dar clases de filosofía a
nadie.
Algunos
proclamaran que le libren de tantas gabinas de cochero. ¡Y con que razón! En
cambio por mi parte advertí no hace mucho durante el transcurso de una clase de
ideologías que lo de la piedra quedó superado. El ser humano no vuelve a
tropezar con la misma, craso error. El ser humano, discrepancias a parte, es el
único ser que nunca ha sido vacunado en política y ética social. Y claro, esto
duele saberlo. Como duele saber que actualmente la mayoría se desquita del
sueño por saber si el tijeretazo de los recortes es mayor aquí o allí, o si
guillotinan a nuestros funcionarios con el frío hielo que congela sus salarios.
¡Pobre de nosotros, que horror! Pero crisis a parte, en otro mundo que no nos
pertenece, causan estragos los datos: saber que se prepara otra guerra por
culpa de los hidrocarburos o los 300 niños que mueren cada hora por
desnutrición parece no importarles a nadie. ¿Y qué nos queda? Hipocresía moral,
charcos de asfalto e infartos en esta sociedad anónima de intereses y mercados;
“¡Poderoso caballero es Don Dinero!”.
De
momento, no consiento otra cosa que no sea la madera de mi espada combatiendo
las mentiras de los medios. Créanme, muchos se creen libres. No hace mucho que
debatí éste tema con un amigo; pero dejaremos para otro envalentonamiento
dichos menesteres. Tampoco quiero inflar mi pecho como los de un gallo de
pelea. Hasta aquí mi soberbia dedicación a la retórica. Y que ésta no se
enfade.
JM.
Amigo JM,
ResponderEliminarSiento una gran identificación con tu reflexión. En este momento de mi vida me encuentro en una incansable búsqueda de la “verdad” para sólo encontrarme con realidades que jamás pensé conseguir. Ese afán por descubrir, aparte del autodescubrimiento, me ha permitido ver y sentir la injusticia que se cierne sobre la humanidad en tantos aspectos para mí antes inexplorados. Entiendo cuando dices que la sabiduría puede ser un regalo, pero quienes más nos ocupamos de informarnos, y a su vez creemos en un mundo mejor, eventualmente comenzamos a librar una batalla usando las herramientas que estén a nuestra disposición, y la escritura es una de ellas. Pienso que callarse es ser cómplice de aquello que a nuestro juicio es injusto. Expresarse es ese aporte o granito de arena para una humanidad más libre, más humana. Todo este proceso de conocer y analizar crea a veces una gran impaciencia, y hasta puede llegar a la desesperación. En mi caso quisiera hacer más, dar más, pero reconforta saber que otros como tú lo hacen siguiendo los mismos ideales de justicia e igualdad. Veo que tienes dos dones esenciales: la humildad y la honestidad, y con ello lograrás llegar a los rincones de cualquier mente por más soberbia que esta sea, así que no subestimes nunca el poder de la palabra, de la escritura, y aprovecha tus dones para dar a conocer al mundo tu visión de la vida. Nunca se sabe cuantas conciencias se pueden cambiar a través de un escrito inspirado por la pasión y las ansias de libertad.
Sea cual sea el proyecto que tengas en mente, ya sea en lo político o en cualquier otro aspecto, hazlo realidad! Desde ya cuentas con mi incondicional apoyo.
Un gran abrazo,
Rafael Baralt
No puedo estar más de acuerdo con la opinión de Rafael, y también de lo que menciona sobre la impaciencia. Esa impaciencia puede hacer que te agotes, te resignes y te sientas indiferente con lo que te rodea. Esa impaciencia hace que pienses que tus esfuerzos no llegan a ningún sitio y cuestionarte tus motivos.
ResponderEliminarLa impaciencia es una de las más peligrosas compañeras que puedes tener en tu ánimo para todos los aspectos de tu persona.
Un afectuoso saludo.
¡Bravo!
ResponderEliminarEs un razonamiento brutalmente sincero y que comparto en muchos aspectos.
Yo también sufro de esa impaciencia que comentas, Asth, con la que tantas veces combato y soy derrotado. Constantemente pienso que esta humanidad ya no merece nada para seguir adelante, pero son esas pequeñas cosas como la reflexión de Rafael las que me hacen pensar en que, quizás sí, merezcamos el mañana.
Da gusto tener entradas y comentarios tan gratificantes como los vuestros.
EliminarGracias por los comentarios amigos. Hacéis sentir en mi que en el mundo existen muchas más personas respondiendo a mis mismas inquietudes.
ResponderEliminarEl camino de la vida no es fácil. La justicia social supongo que sumamente inalcanzable. Pero con el esfuerzo de personas como todos vosotros, granito a granito, quizás nos acerquemos a un mundo mejor.
¡Gracias de corazón compañeros!
Amigo, me identifico y conmuevo con tu justa e indignada reflexión. La impaciencia así como el obrar esperando resultados, es la trampa del autosabotaje, del ego personal. Yo creo en la acción de escribir para despertar conciencias, pero creo más en el modelaje de otros a través del propio ejemplo de vida cotidiano. En todo caso, cada vez que encuentro a un alma en sincera búsqueda, como la tuya, siento que se duplica la población de mi mundo personal. En mi blog http://lobigus.blogspot.com/ podrás encontrar muestras de mi modo de pensar. Seguimos en contacto, ya ves, no estás solo en tu posición de vida, quienes hemos comentado tu artículo somos parte de tí y de tu causa. Un abrazo. Gustavo
ResponderEliminarGustavo, tuve la ocasión de pasarme y del mismo modo comprobar el interés y la calidad del sitio. ¡Es una idea estupenda que secundo!
ResponderEliminarDesde ya, podéis observar que contáis con un nuevo seguidor más.
Saludos estimados amigos, y seguid así!
Gran reflexión J. Mesa. Decirte que no pares en tu búsqueda de la verdad aunque sea dolorosa,desconcertante o agotadora porque a cada paso que das te vas quitando las vendas que ciegan a los que, por el contrario, no la buscan.
ResponderEliminarComo dijo Confucio "El hombre que mueve montañas empieza apartando piedrecitas". Un saludo
Lorenzo Gutiérrez Avilés