Me complace enormemente mostraros estas dos historias que vienen a ser una reinterpretación y una continuación en el otro caso de la historia de Coral que podéis encontrar en la entrada anterior. Con ello les doy las gracias por las molestias de mandármelo y encantado de recibir las colaboraciones de cualquiera de vosotros. Personalmente me han encantado.
En primer lugar nuestro amigo Moli hace una continuación más alegre del final de Coral anterior:
Coral
Coral despertó, ese sueño terrible la asusto, no, no podía
terminar así. ¿Entonces, de que servía todo ese potencial que tenía?
Se levantó, se sirvió un café, mientras su pensamiento
volaba, no podía comprender que con toda su capacidad no pueda rehacer su vida,
se quedó largo tiempo sentada pensando. Hasta que harta tomó su abrigo y salió,
no tenía rumbo fijo, sólo quería huir, huir de si misma.
No recuerda cuanto caminó, pero se encontró en un parque, de
frondosa arboleda, donde había juegos para niños, se sentó en un banco bajo un
árbol añoso, las palomas revoloteaban alrededor, sintió una paz reconfortante,
algo nuevo para ella, lejos del análisis, todo era simple, sonrió.
-Hola, (se sobresalto, no lo vio llegar) ¿como te llamas…?
-Coral, ¿Y tú?
-Me dicen Nacho, ¿estas sola?
-Si, salí a pasear, para despejarme un poco.
-Yo también
Lo miró, era flaco y desgarbado, su ropa era pobre, su
calzado no estaba en buenas condiciones, pero su mirada era fresca, limpia,
unos ojos claros casi transparentes que la miraban fijamente, como si
desnudaran su alma. Sintió un estremecimiento y quedó callada mirándolo.
-¿Te pasa algo? , te ves triste y eres tan bonita…
Sintió algo dentro como si una corriente eléctrica la
recorriese, ¿Qué le ocurría? El lo había notado, él, sólo un chiquillo, mal
vestido, quizás con hambre y sin educación.
-Nooo… (balbuceó)
sólo estaba pensando…
-Tienes lágrimas en los ojos, estás muy triste…
-No, creo que se me metió algo en el ojo, no es nada.
El se quedó mirándola, ella no quería llorar, pero…
Trato de hilvanar una conversación aunque su voz sonaba
quebrada.
-¿Qué haces sólo por aquí? ¿Tus padres saben donde te
encuentras?
-¡Já!, no tengo padres, vivo en la calle, siempre estoy
sólo.
Lo miró tratando de comprender, era sólo un niño, ¿Solo? El tenía esa seguridad que a ella le faltaba,
parecía feliz, era ilógico, con toda su sapiencia no lo podía entender.
La miró con una sonrisa y le pidió…
-¿Me hamacas? (Señalando hacia donde se encontraban las
hamacas)
Con los ojos desmesuradamente abiertos, desconociéndose a si
misma gritó;
Se quitó el calzado y sintió la arena acariciando sus pies,
ambos reían, luego de dar suficiente impulso a la hamaca ella también se hamacó
a la par, hacía tiempo que no se sentía así.
Notó para su sorpresa que eso no necesitaba análisis, que
era normal, que la hacía feliz, era algo nuevo, sólo un chiquillo de la calle
había logrado mostrarle un mundo diferente, un mundo desconocido para ella,
tenía hambre, pero no deseaba ir a ese restaurante exclusivo donde
acostumbraba, y e su mente surgió esa loca idea (Jamás antes se le hubiera
ocurrido).
-Nacho, ¿Tienes hambre? ¿Me acompañas a comer algo así
charlamos?
Los ojos del niño se abrieron desorbitados, no lo podía
entender, esa señorita tan bien vestida lo invitaba a comer. Asintió con la
cabeza y tomados de la mano partieron.
No recuerda hasta que hora siguió la charla, el un postre,
ella café, la noche se fue cerrando y el fantasma de la muerte se alejó
malhumorado.
En segundo lugar Ununcuadio hace una reinterpretación muy interesante de la historia a continuación:
Un final alternativo a Werther (y a Coral)
Por cada generación, solo nace
un genio: una persona adelantada a su tiempo ya sea en visión científica,
predictiva o de sensibilidad hacia la belleza en cualquiera de sus facetas, la
música, la literatura, el amor. Habitualmente son personas solitarias porque no
cuajan con los demás, no logran encontrar su sitio en este mundo, sufren
exponencialmente, y no son valorados por sus coetáneos.
Quiero hablar a esas personas
como un amigo que se desplazara a través de las épocas y se acercara a ellos.
Quiero decirles al oído, en confidencia, que la muerte no es una salida: no es
una decisión, es egoísmo. Puede que al principio no me crean…, pero yo he
estado en esa situación, en la misma que el desventurado joven Werther: he
pensado como él que era lo correcto, la voluntad de Dios (cualquiera en el que
creas), que este mundo no está hecho para mí, y que la muerte lo arreglará
todo. Yo he pasado por la desesperación que impide levantarse de la cama, que
paraliza todas tus fuerzas, mientras tu mente corre y corre sin que la puedas
parar. ¿Ves?, te entiendo, yo he sido tú.
Y como lo he sido (lo soy aún),
espero no parecerte prepotente al citarte a Chesterton: antes de convertirse al
catolicismo era capaz de distinguir entre dar la vida por la fe como los
mártires, o ser un suicida terrorista: los mártires se dejan matar porque aman
la vida, y los suicidas son lo opuesto: la desprecian en un acto irreparable de
orgullo. No seas de lo último.
Sí, lo sé. Vivir no es sencillo,
¡qué me vas a contar! Pero no nos queda otra que intentarlo. Créeme, yo también
soy joven, pero he vivido intensamente hasta desear la muerte. Inténtalo, hazlo
por mí, fíate, créeme: esto va a cambiar. Tú y yo seremos capaces de cambiar el
mundo y de ser felices, no sé cuando…, pero te lo prometo.
El Moli y las suyas, siempre bienvenido. La versión de Ununcadio me ha parecido particularmente interesante por el hecho de, en cierta medida, darle un toque científico (materia que por lo que he podido ver en su blog, domina bastante) y por ello me ha resultado muy curiosa.
ResponderEliminarUn saludo
Amigos, parece que los han abandonado, tendrán que apuntar más alto, no creo que los blogueros estén aun de vacaciones.
ResponderEliminarLes dejo un abrazo.
Duro comentario el tuyo. Veremos que se puede hacer.
EliminarUn saludo.